sábado, 30 de mayo de 2015

IMAGINACIÓN DE UN POETA -por Benjamín Román Abram

                                                 IMAGINACIÓN DE UN POETA
Benjamín Román Abram

“Las estaciones se han sucedido y ahora apenas recuerdo tus rasgos, mejor así. A veces recibo noticias sobre que estás encanecido, que estás lento, y al parecer decrépito. No sé por qué creí encontrar magia en ti, me imagino que yo era una chica demasiado joven y tú un hombre exhibicionista. En este momento rememoro todos tus defectos, todos tus desatinos. ¿Sabes? Yo crecí y tú no, ¿Qué pasó con el brillante consejero, el emprendedor? ¿No pudiste seguir tus propias lecciones? Sigue así tus últimos días, y yo seguiré feliz los míos, me quedan bastantes pasos aún.”
   Mi antigua dama inseparable, recuerdas mucho de mí, debe ser porque eres algo menor que yo. Sí, estoy encanecido y lento, pero es la ley natural. Me has sorprendido, no sabía que alguna vez tuviese magia para ti, solo era mi vida. Sobre los defectos los tenemos todos, pero claro los míos, era, son, muchos y graves. No quisiera corregirte (quién lo iba a decir), pero sí he crecido, he encontrado la forma de disfrutar de lo simple, aceptarme y sonreír al tiempo, En mi edad otoñal te doy unos consejos, vive alegre cada día y toma en cuenta que solo Dios sabe si tenemos pocos o muchos soles por delante.”
   “Recuerdo, que casi al final, te preguntaba, caballero, qué soy para ti, y respondías con voz solemne, “eres el amor de mi vida”, y luego de muchas dudas, aunque con incomodidad, llegué a pensar que era cierto, que después de todo eras un poeta, un artista con sus excentricidades. Pero mentiste, porque si yo era tu gran afecto cómo nunca fuiste solo para mí, ¿o una mujer merece eso? ¿Nunca más quisiste saber de mí? Además, ¿Dónde estabas cuando te necesité? ¿Por qué no me protegiste de los enemigos?”

    No te mentí, eras una bella amiga, eras la dama de mis sueños, mi regocijo y luego, el amor de mi vida. No podía ser solo para ti, tú sabes la razón, aunque incómoda, cierta. Tú me aceptaste con mi verdad y creí en tu comprensión. Mis postales las hice con regularidad, pero, las guardaba en mi cajón del recuerdo y del dolor. Siempre supe de tu sendero, incluso cuando te lanzaste contra mí, incluso cuando desechaste mis mejores advertencias y caíste en esa secta, donde tus amigos eran tus fieros enemigos, y te volviste uno de ellos, y no me dejaste libertarte.

 “Así es cierto… me uní a ese grupo, como dices, de enemigos, por suerte ya salí, pero lo cierto es que tu rencor vino desde que me viste en la calle con uno de ellos, con él. Sí, te fallé en grande, pero igual esperaba que los años te pudieran suavizar y construir el camino del amor ¿Supiste lo que tú fuiste para mí?”
   No te dije nada cuando los vi, tomaste tu decisión y quedé deshecho por un tiempo, pero no olvides, por alguna razón cuando ya estábamos separados, retornaste por mi espalda y me diste una estocada. Mi mundo interno afrontó el cataclismo y lo volví mi triunfo. Siempre supe lo que era para ti, te refundé y cambié tu destino, amplié tu mente, tus horizontes, te volviste (y a tu familia) grande y próspera.

  —“Ahora, mentor de mi vida, te digo adiós, ¿Hay perdón al menos para la inefable?”
 
 —  Vivamos en paz mi antigua chiquilla.

  Entonces, entonces… abrázame. 

 — Te beso amor de mi vida.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario