viernes, 26 de junio de 2015

LA CIENCIA FICCIÓN MÁS ALLÁ DE LAS PREDICCIONES - por Benjamín Román Abram



LA CIENCIA FICCIÓN MÁS ALLÁ DE LAS PREDICCIONES

(ENSAYO)


Hace unas semanas, a través de un amigo, se me planteó la posibilidad de compartir alguna de mis ideas sobre las profecías de la ciencia ficción, acepté inmediatamente. A partir de ese momento empecé un diálogo conmigo mismo. Vinieron a mi mente las obras del genial Julio Verne, cuya lectura me hizo sentir una viva emoción en mi adolescencia. Veinte mil leguas de viaje submarino con la genial máquina Nautilus al mando del capitán Nemo; de la Tierra a la Luna, donde una singular tripulación viaja destino a nuestro satélite, en una bala de cañón. Obras perfectamente inscritas en la denominada literatura de anticipación. Luego, recordé un excelente documental, que ustedes pueden encontrar en you tube, llamado, Los Profetas de la Ciencia Ficción, finalmente, mis pensamientos me llevaron a la religión y a los profetas de la Biblia, entonces, caí en la cuenta que algunas personas han confundido los conceptos. Entienden que lo profetas religiosos se caracterizaban, necesariamente, por sus predicciones sobre el futuro, cuando la gran mayoría de estos personajes lo que hacían era difundir la palabra de Dios y no hacer vaticinios. Guardando las distancias, opino que en la ciencia ficción sucede algo parecido. Tiene decenas de tópicos que no guardan relación con la predicción y de esta última, además de aciertos, como las computadoras, los satélites artificiales, las armas de destrucción masiva, también tienen algunos desaciertos; sobre todo si es que especifican años para los hechos, al menos ya pasó 1992, y no vimos a los androides Nexus 6 de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? En todo caso, siendo razonables lo que no se ha logrado aún, no quiere decir que no lo alcancemos luego. Por otra parte, solo unos cuantos autores de la ciencia ficción mencionaron la red de redes o los drones, más protagonismo les dieron a los androides, a las máquinas inteligentes o a las astronaves. Y que yo sepa nadie predijo los medicamentos actuales, verdaderos fármacos de ciencia ficción.

Hay vaticinios, que aunque irrealizables, según las leyes de la física me atrapan y los plasmo en mis obras, como son las máquinas para viajar en el tiempo, aunque imagino un sustituto o al menos un paliativo, como sería la simulación, ya sea mediante sofisticados mundos-hologramas o inducción de nuestros cerebros como si fueron sueños vívidos, que nos trasladen al medioevo, las culturas preincas, etc.

¿PERO, LO DICHO LE RESTA ALGÚN MÉRITO AL GÉNERO? NO, PORQUE NO NOS QUITA LAS GANAS DE PENSAR CÓMO SERÁ EL FUTURO, DE IMAGINAR. PORQUE NO DISMINUYE UN ÁPICE LA FUERZA INSPIRADORA DE LA CIENCIA FICCIÓN PARA QUE ALGUNOS HOMBRES DE CIENCIA CONVIERTEN LOS TRICORDES DE STAR TREK EN LOS ACTUALES SMARTPHONES.

El buen doctor, el prolífico Isaac Asimov dijo alguna vez:

“Lo importante, y aun crucial, de la ciencia ficción es aquello mismo que le dio origen, LA PERCEPCIÓN DEL CAMBIO A TRAVÉS DE LA TECNOLOGÍA. No es el hecho de que la ciencia ficción prediga este o aquel cambio particular lo que la hace importante, SINO EL HECHO DE QUE PREDICE UN CAMBIO”.


Cuando yo era niño soñaba con la videoconferencia, sabría que llegaría, llegó y bueno ahora espero la comunicación con hologramas. ¿Alguien duda que ocurra? Como dicen muchos, sucederá, solo que no podemos precisar el cuándo. Este mismo mes ya se comenzó a vender, en Japón, a Pepper (peper), un autómata preparado para acompañar a las personas, con diseño de lo más genial, de 1.50 m. de altura y a 1,800 dólares, esperemos que llegue por estos lares.

Ahora quiero aclarar algo, no estoy aquí para darles malas noticias, no. Solo decirles que la ciencia ficción es mucho más que profecías, es mucho más que predicciones correctas o no.

No niego que profetizar tiene su encanto, por lo que van unos vaticinios, que espero que no sean muy disparatadas, por una razón, son mías:

            El ambiente se descontaminará por el fin de petróleo.

Predigo que un día habrá un arma que desactive cualquier bomba nuclear.

Predigo que un día dos autómatas conversaran como eran usados como personajes en novelas, series y películas de ciencia ficción.

EL CARAMELO PERPETUO- por Benjamín Román Abram

EL CARAMELO PERPETUO


Cuando inicié la investigación para escribir mi libro Cincuenta grandes ideas de nuestro siglo XXII, me tracé como meta concluirlo al menos un año antes de la nueva centuria. De otra forma los editores hubieran rechazado el texto sin contemplaciones, dado que ellos no cederían a un cambio de título como Las cincuenta grandes ideas del siglo pasado. Ahora que han trascurrido varios lustros desde mi mayor triunfo de ventas, la publicación sigue siendo demandada en pleno siglo XXIII. La mayoría coincide en que lo que más llama la atención se encuentra en el capítulo diez, donde escribo sobre aquel dulce nacional que rebauticé como el caramelo perpetuo.

No lo hice porque realmente fuera imperecedero, sino porque su sabor podía alcanzar a cuatro generaciones antes de comenzar a desaparecer. Era posible degustarlo infinidad de veces en la vida. También mencionaba que para sus consumidores más antiguos era muy agradable poder paladear algo que los remitía a una sensación de la niñez. Agregaba en mi texto, que el caramelo causó tal impacto cultural que se incluía en los testamentos para evitar posibles disputas familiares, ya sea por un aspecto netamente monetario, por coleccionismo o por un tema sentimental. Incluso propuse una cláusula modelo que, en forma innecesaria, pero simbólica, aclaraba que el caramelo dejado en herencia estaba libre de toda contaminación por su sistema de autolimpieza.

No puedo dejar de mencionar que muchos acomedidos y, en otras ocasiones, colegas de mentes creativas, tomando como inspiración mi obra, propusieron nuevas teorías sobre la razón del gusto de la gente a esta golosina. Incluso algunos políticos descocados proclamaron felices que a pesar de su alto precio, logró que quebraran algunas fábricas de los países extranjeros, las que con sus productos tradicionales no pudieron enfrentar a nuestra competencia. Sin embargo, al que nunca le presté atención, hasta ahora que ya estoy al final de mi camino, fue a aquel individuo que señaló que el éxito del caramelo y de mi obra se originaba en el anhelo del individuo por acariciar la eternidad.

Memorias y reflexiones (2245 D. C.)