martes, 12 de enero de 2016

LAS ESTACIONES DE OHIO (IN MEMORIAM Ray Bradbury) - Por Benjamín Román Abram




LAS ESTACIONES DE OHIO (IN MEMORIAM Ray Bradbury)
Septiembre de 2026
¡Ohio!, ya nadie dice así a ese lugar porque no hay residentes para hacerlo, ni alguien preocupado de esta en el mundo. Sus edificios están muertos y no queda ni un árbol en pie, incluso desaparecieron las cucarachas y las ratas. Simplemente, fue vencida.
Un pozo de agua congelada surge en el concreto quebrado. Alguna vez fue un silo con una plataforma superpuesta que encaminó al primer cohete a Marte.
 En Ohio, ese despegue de fuego y metal inició la interrupción de la nieve. La población desde ese momento gozó de días de verano y por un buen rato los niños llenaron el aire con sus gritos alegres. Las tiendas surtieron, a precios de gangas exorbitantes, juguetes, helados, mercaderías de estío. Ni la alerta de guerra entre los países de la Tierra pudo detener el afán de ganancia excesiva. En el planeta rojo, la historia era otra, los marcianos estaban inquietos,  presintieron la invasión y el fin de su cultura milenaria.
Pocos años después los hombres que no viajaron a Marte empezaron a intercambiar bombas atómicas. Luego, la mayoría de los colonizadores regresaron, por nostalgia, para unirse a los combates terrestres, lastimar no les era desconocido. Las explosiones dañaron hasta tal extremo a la Tierra que si en este momento hubiese gente en sus casas fallecerían sin necesidad de salir a ver al nuevo cielo.
Donde existió la ciudad de Ohio y un planeta azul desde el cual Ray Bradbury advirtió de los peligros de los cuerpos sin almas, ahora reina el invierno nuclear.